¿Qué es educar?
Toda
educación se mueve en el binomio información-formación. La información nos
proporciona los conocimientos necesarios para manejarnos en la sociedad y
conseguir una capacitación profesional que permita el desarrollo personal en el
trabajo. Uno de los fines del sistema educativo es formar administrativos,
chóferes, médicos, informáticos, químicos, etc.
La
información no se refiere solamente al aspecto profesional, sino también a la
adquisición de habilidades y procedimientos de actuación, que permiten
perfeccionar ciertas facultades humanas. Por eso hablamos de educación
sentimental, sexual, vial, cívica y de dominio de la voluntad. Para un
estudiante es importante la adquisición de técnicas de estudio, de
procedimientos para desarrollar la memoria y dominar las técnicas de lectura
rápida manteniendo la comprensión.
Pero la
información sola no basta, hace falta que vaya acompañada de una orientación.
Esto es lo que llamamos formación. Por ejemplo, en la educación sexual, no
basta con conocer la anatomía, la fisiología del aparato reproductor y los
mecanismos endocrinológicos del organismo. Hace falta dar pautas de conducta
que nos expliquen con claridad para qué sirve la sexualidad, su integración en
la personalidad humana, su finalidad, etc.
La
educación conduce a la formación de un hombre más maduro, más completo y más
coherente. El hombre es maduro cuando alcanza un buen equilibrio personal entre
sus facultades intelectuales, su cuerpo y sus relaciones sociales. Es completo
cuando sabe integrar diversas vertientes adecuadamente y es coherente cuando
establece una armonía ente las ideas y la conducta, entre la teoría y la
práctica. El hombre formado es más humano y más espiritual, más dueño de sí
mismo.
En toda
educación es importante la figura del educador (padre y profesor) y la tarea de
autoformación del propio educando. El poder del educador depende menos de su
palabra que de su ejemplo. El chico necesita un modelo de identidad, una
persona ejemplar a la que admirar y en quien aprender. Las palabras mueven,
pero el ejemplo arrastra.
Pero el
agente principal de la educación es uno mismo, es la propia persona que formula
y desarrolla su proyecto personal. Los medios para alcanzar los objetivos
propuestos son dos: la motivación y el esfuerzo. La motivación nos mueve a
actuar y mediante el esfuerzo realizamos pequeños vencimientos concretos,
repetidos una y otra vez, hasta conseguir el control de la propia conducta.
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